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domingo, 23 de agosto de 2020

Historia, violencia y Assassins Creed: #TLQSQSSV 6

 Si a lo largo de la historia de los videojuegos se ha hablado sobre algún prejuicio que estos puedan tener es sobre la violencia. Titulares amarillistas, preocupaciones poco informadas de los papás y exposiciones a ciertos videojuegos a niños en edades inadecuadas han provocado que cada vez más se les limite el acceso a los videojuegos a los niños, sin embargo: ¿hasta qué punto nos deberíamos preocupar por la violencia en los juegos?

Esa es la pregunta que intentaremos responder en esta sexta entrada de Todo lo que siempre quiso saber sobre los videojuegos y nunca se atrevió a preguntar, una guía de incursión al mundo gamer para novatos y no tan novatos. 

Los videojuegos no son responsables de las masacres. - Robotto.mx
Qué rara está esa consola en esta imagen que encontramos en
un artículo contra los videojuegos. De verdad, qué rara.
Los videojuegos son un reflejo de la vida real. En la vida real, si sales a la calle, encontrarás personas que no tienen ganas de hablar contigo, señoras en el supermercado que se quedan charlando contigo por horas, ladrones con absolutamente ninguna buena intención y personas dispuestas a ayudarte si vas muy cargado. En los videojuegos, si entras a modos de juego multijugador, encontrarás personas que no se activarán el micrófono para hablar, personas que te agregarán a amigos y volverás a jugar con ellas, personas dispuestas a flamearte (de eso hablamos en una anterior entrada) y también encontrarás personas que te enseñarán a jugar mejor. Casi ninguna diferencia con la vida real.
Y en la vida real también hay entornos violentos y entornos pacíficos: no es lo mismo salir a la calle en una isla desolada en el Pacífico a salir a la calle en una ciudad sobrepoblada con índices altísimos de violencia. Habrán personas que estarán acostumbradas a salir a la violenta ciudad y que no soportarían la paz de la isla en el Pacífico, y otras que tras vivir toda la vida en esa remota isla no soportarían la violencia del entorno sobrepoblado. Pero en la vida real no sólo arriesgas tu vida al entrar en entornos violentos, sino que no puedes elegir en qué entorno vivirás.
Afortunadamente, en los videojuegos entrar a entornos violentos se puede arreglar con sólo sacar un disco de una consola o darle a una equis, y tienes una guía para saber qué tan violento o pacífico es un entorno.
ESRB alertará a partir de ahora sobre loot boxes y otros elementos ...
¿Te suena ver estas marcas en la portada de las cajas de videojuegos?
Esa guía se llama Entertainment Software Rating Board, mejor conocida como ESRB, y te dice para qué edades es apto un videojuego junto a una pequeña descripción que te explica qué contenido sensible tiene el juego, como puede ser el uso de drogas o de lenguaje soez. Al revisar los ratings ESRB, verás que muchos videojuegos son violentos, pero finalmente la violencia es parte de la vida real. El tráfico de armas existe, las armas existen, los secuestros existen, y negarlos sería darles fuerza.
En muchos videojuegos la violencia se emplea para reflejar lo mala que es, y cuando un protagonista debe emplearlas es usualmente para alcanzar un bien mayor. Y por esa razón es que Assassins Creed es la recomendación de esta semana.
Assassins Creed es una saga de videojuegos (que también tiene una película, varios cómics y varios libros) que trata sobre un protagonista llamado Desmond Miles, que pertenece a una secta milenaria conocida como los Asesinos. Desmond decide abandonar esa secta, en la que fue criado, y se convierte en un empleado en un bar, pero Abstergo Companies, la encarnación moderna de los Caballeros Templarios, lo secuestra y le hace utilizar un equipo conocido como el Animus para encarnar experiencias de sus antepasados, como participar en batallas de la antigua Grecia, ser un prisionero en la Bastilla durante la Toma de la Bastilla en el marco de la Revolución Francesa o ser un Asesino italiano durante el Renacimiento.
Cuáles son los Assassin's Creed más valorados en estos 10 años ...
Sí, estos tipos con una capucha que les mandarían a quitar en el
colegio son los Asesinos.
Assassins Creed también es un excelente videojuego de divulgación histórica que, a través de ciertas mecánicas de juego, te permite encarnar a personajes de todas las eras y, a pesar de no siempre ser del todo acertado a nivel histórico (porque los Asesinos no existen), sin duda es emocionante y despierta curiosidad para investigar más sobre los sucesos en los que se ambienta el juego.
¡Nos vemos la semana que viene para una nueva entrega de Todo lo que siempre quiso saber sobre videojuegos y nunca se atrevió a preguntar, una guía de incursión al mundo gamer!
Elías Haig
Stefano Velasco

domingo, 12 de julio de 2020

Todo lo que siempre quiso saber sobre videojuegos y nunca se atrevió a preguntar: una guía dentro del mundo gamer.


    Los videojuegos ya forman parte de nuestras vidas. La historia de este recurso de entretenimiento es tan vieja como las computadoras: aunque su primer antecedente es un autómata capaz de jugar ajedrez, desarrollado por el español Leonardo Torres en el año 1912, encontramos un juego más completo en 1951, cuando se presentó Nimrod, una computadora capacitada para jugar Nim, un juego de mesa con implicaciones matemáticas muy interesantes. Si te interesa leer más sobre la historia de los videojuegos, en esta excelente entrada de Plarium hay muchísimo material sobre el tema.
The First Video Game - Valnarok.com
Esta es la muy compacta Nimrod. Luce bien, ¿verdad?

    Más allá de sus raíces históricas, los videojuegos son algo maravilloso que merece nuestra atención. Desde la Magnavox Oddisey, la primera consola de la historia hasta la recientemente anunciada PlayStation 5, pasando por la legendaria para nuestra generación Nintendo DS y su sucesora, la Nintendo 3DS, los gamers (la denominación para los fanáticos de los videojuegos) hemos llorado, reído y, sobre todo, disfrutado frente a las pantallas. Sin embargo, aunque juegos como Fortnite o incluso Super Mario Bros han llevado a los videojuegos más allá de ser algo sólo para nerds, todavía hace falta muchísima divulgación -¿o predicación?- de lo que son los estas formas de entretenimiento.

    Desde prohibiciones muchas veces desinformadas por parte de representantes a sus hijos hasta rumores medio absurdos como que los videojuegos te hacen violento, nuestra sociedad suele tener concepciones un poco irreales sobre qué son realmente. Así que nosotros, dos chamos de catorce años que sumamos más años jugando videojuegos que la edad de cualquiera de nosotros, queremos cambiar eso. Somos Elías Haig y Stefano Velasco, y en las nueve siguientes semanas (es decir, durante las vacaciones), te presentaremos, cada domingo, un beneficio y un peligro que corres al jugar, además de la recomendación de un título. Pero antes de eso: ¿qué significan los videojuegos para unos chamos de 14 años que crecieron sin poder salir mucho a la calle a jugar, por riesgos mayores a los que corres tras la pantalla?
De esta foto, Elías ha usado 6 controles. Stefano,
De esta foto, Elías ha usado siete controles, mientras que Stefano
ha usado

Qué significan los videojuegos para Elías
 Venezuela estaba atravesando un momento particularmente difícil en el 2017, pero una pequeña consola nos mantenía lejos de la odisea permanente en la que vive nuestro país. Era la Nintendo DS: aunque ya para ese momento había contaba cuatro años descontinuada, más de un 70% de nuestro salón la tenía, lo que permitía que todos pudiéramos jugar juntos a través de la red inalámbrica de Nintendo. La DS, tenía, además, una característica muy particular: no requería de Internet para jugar algún juego con personas que estén cerca de ti, y era compatible con su sucesora, la Nintendo 3DS, lanzada en el 2013. Otra genialidad de la DS era que, si en un grupo de 8 personas sólo una tiene un juego, es suficiente para que todas compartan experiencias virtuales dentro de un espacio físico.
    Las geniales prestaciones de la DS fueron perfectas para que, tras cuatro años descontinuada, lograra junto a Stefano y otros amigos, poner de moda la DS en 2017. Llegamos a reunirnos 11 personas de distintos salones a jugar Mario Kart DS todos los viernes en la noche, y más allá de ser una simple experiencia con videojuegos, fue un lazo de unión junto a mis amigos en tiempos donde las protestas podrían impedir vernos en el colegio en cualquier momento. En una consola obsoleta y un único juego encontramos un escape realmente necesario que nos dio horas de diversión (y también de peleas).

Windows 95 en una Nintendo DS, otro simpático uso para la portátil
Gracias, DS. Aunque provocaste muchas peleas con mis amigos alrededor
de quién ganó en Mario Kart.
Qué significan los videojuegos para Stefano

Soy Stefano Velasco y tengo 14 años de edad, de los que sólo dos han transcurrido sin videojuegos. Los videojuegos significan mucho para mí, pues a través de ellos me he divertido muchísimo y he tenido grandes experiencias junto a mis compañeros. Una experiencia que me impactó fue jugar Minecraft junto a Elías y a otros amigos en una modalidad PvP (player versus player, jugador contra jugador) llamada EggWars, que, más que ser una simple modalidad de un videojuego cualquiera, al ser creada por jugadores de Minecraft, es el reflejo de una comunidad muy unida que, junto a los desarrolladores de Mojang (el estudio diseñador de Minecraft), es capaz de explotar al máximo un juego tan completo como Minecraft.. Como equipo trabajábamos muy bien, colaborábamos para el bien común y nos distribuíamos las tareas de manera, dicho sea de paso, mucho más eficiente que en cualquier trabajo del colegio. 

Minecraft recibe la actualización Aldeas y saqueadores - MeriStation
Nosotros dos hemos compartido muchísimos momentos geniales en Minecraft. En las siguientes
entradas verás mucho más sobre este LEGO digital.

Creemos que, después de leer esto, no te puede quedar duda alguna que los videojuegos son una cuestión genial, que, más allá de ciertos riesgos a los que te puedas enfrentar, son un recurso para aprender y para vivir. ¡Esperamos que te haya gustado y que te mantengas al tanto para las próximas entradas!

Elías Haig
Stefano Velasco












sábado, 26 de octubre de 2019

Educando a los 13 años: ¿es la educación una simbiosis?

8:50 a.m: un recinto cerrado, en el que no hay posible salida. Personas con los dientes crujiendo, con una vestimenta que responde a un código, y esperando, a lo Pavlov, un timbre. Gotas de sudor caen, se escucha el tintineo de piernas temblorosas. Se siente la tensión sobrenatural que genera el intercambio de miradas: el único sonido perceptible es el del grafito sobre el papel. La única escapatoria visual es la puerta de vidrio.
El calor arrecia. ¿Es la Naturaleza respondiendo, o nuestro sistema nervioso haciéndose de las suyas? No importa: no hay tiempo de anatomía: el examen es de Historia. Entra, por cierto, el profesor de Biología para anunciar que la mitad del grupo -a la que le correspondía Orientación en Salud- no tiene quien lo atienda. La orden es atender a todo el salón, pero en el Laboratorio no hay butacas suficientes. ¡Estábamos libres!
Sin embargo, la libertad, por más preciada que sea, no siempre es bienvenida: Sherlock Holmes decía que se obtenía la respuesta a un problema desconectándose de él por un minuto, y acá se demuestra que no hay que ser inglés ni dependiente a la cocaína para ser parte del rango de tal función. Aunque suene insólito, ¡queríamos tener clases!
¡Tan lindo mi salón! Claro, si le quitas las laptops, las mesas,
los colores, la pintura de las paredes, las ventanas, los
puffs, las sillas, el piso limpio, y divides las mesas
circulares en unos pupitres feos.
Las miradas nerviosas se esparcen. No teníamos otra escapatoria: teníamos que estudiar sobre Egipto, cuna de la escritura, la anatomía y la necrofilia. Las miradas nerviosas se entrecruzan: definitivamente no todos entendíamos el tema, y sólo faltaban 90 minutos para el examen. Las miradas nerviosas empiezan a convertirse en murmullos de estrategias para estudiar.
Un chamo se levanta de su pupitre hecho de tubos metálicos y tablas de madera, se arma de valor y pasa al frente: ¡daría una clase sobre el Antiguo Egipto, a pesar de estar en la misma posición!
Pide un marcador, y escribe, en una letra ininteligible a causa de su mediana estatura:
----6000 a.NE: Egipto Predinástico----
Resulta ser que ese chamo está, en un pijama de helicópteros, escribiendo esta entrada para su abandonado blog... ¡y soy yo!
Dando esta clase, y repitiendo una estrategia similar a la fecha de la publicación de esta entrada a petición de mi grupo en una dinámica, aprendí una serie de cosas sobre la educación que no me pude aguantar de escribir para este perdido rincón víctima de su propio nombre: la procrastinación. ¡Vamos allá!

    • La educación es un proceso enriquecedor para ambas partes: Yo no me considero un historiador, y definitivamente no es algo a lo que me vaya a dedicar, pero me encantan dos cosas que envuelven Historia: tener buenas notas y saber de dónde demonios vienen las cosas que me encantan. Poniendo en práctica ciertos conocimientos que había adquirido estudiando para este examen, y empezando con una clase notablemente fastidiosa pero que fue adquiriendo dinamismo al final, logré meterme en el papel de esos señores que metían las tripas de la gente en unos vasos como de pasta y asociar, basándome únicamente en la deducción, la ubicación y la fecha, esos conocimientos que jamás hubiese adquirido si no fuese por la escuela con mi poco pero sincero fanatismo por la mitología griega, de tal manera que fue cierta. Quedé enamorado de Egipto, y entender el tema hasta sus vísceras únicamente dando una clase. Sí, saqué 17 en el examen por desarrollar de más, pero ese es otro tema.
      Imagínate abrir un pote con la cara de un animal y encontrarte
      un hígado. Disculpen, estoy traumatizado.
    • Las notas no importan absolutamente nada: En la actualidad, las notas están exageradamente sobrestimadas: ese nerviosismo que describí en los primeros párrafos era causado única y exclusivamente por el miedo a tener una mala nota, no por no haber comprendido el tema. Si la prioridad fuese la comprensión y no la evaluación, el ambiente antes de un examen sería de felicidad por tener una oportunidad de expresar sus conocimientos, no de miedo por entrar en una situación considerada peligrosa. Necesitamos reconsiderar cuál es el objetivo de las evaluaciones: después del examen, estoy seguro que a cualquier estudiante se le olvidan los temas evaluados: sólo le importa saber cuál es la nota. Es prioritario desarrollar un sistema educativo donde el estudiante desarrolle un interés tal por el tema que le deje una marca, y que, si por alguna razón no entendió la tema, al salir de la evaluación intente hacerlo porque entiende la importancia de ello.
Quería poner un caption pero me da miedo que lo lea
un profesor y me aplace.
    • Las clases no deberían ser dirigidas por el profesor: Suena extraño, lo sé. Mi clase empezó algo floja: realmente no tenía muchas ganas de hacerlo, pero mientras me desenvolvía surgían cada vez más preguntas, que me llevaron a establecer relaciones entre temas que lucían totalmente inconexos, y a idear vertientes del tema que merecen total reconocimiento pero que no había pensado. Asimismo, las preguntas me permitieron notar en qué aspectos el salón necesitaba refuerzos para tratar con especial ahínco en la clase: las preguntas sirven como diagnóstico de las debilidades del salón, y en el hipotético sistema educativo basado en la comprensión y no la evaluación que propongo, el diagnóstico es esencial. El profesor no puede saber que el salón falla si no se le hacen preguntas mientras da el tema, que, además, le permiten expandir sus conocimientos y aumentar la calidad de sus clases.
Así terminamos con esta entrada de Noción de la Procrastinación que refleja mi experiencia de sólo 90 minutos dando clases a un salón, o, mejor dicho, medio salón sobre un tema del que no soy experto. ¡No puedo imaginar cuánta experiencia se puede adquirir en una semana, un mes, o 28 años dando clase, si yo logré sacar una entrada con sólo una hora y media!
Confío que es así.


domingo, 21 de octubre de 2018

¿XIX o XXI? 3 claves por las que el modelo educativo actual es tan así.

El día de ayer, un profesor -que estoy seguro que es uno en un gúgolplex- nos mostró, con un videobean, un vídeo acerca de El Futuro según Microsoft. El vídeo era realmente genial, pero no lo logré conseguir en internet, pues hay varios.
Quisiera conocer a Bill Gates, de pana que sí.
Es bien chévere.
Pero me dí cuenta de algo: aún estamos muy lejos de ese futuro. Y el ejemplo más inmediato lo encuentro en mi propia escuela, que creo que cuando la fundaron, tipearon mal y pusieron que usaba un modelo educativo del siglo XIX y no del XXI.

En mi colegio, sólo hay un televisor; y lo peor de todo es que está dañado. En el salón de computación, son 15 computadoras con procesadores Pentium, que, aunque estan bien optimizadas, ¡son Pentium!, y por su parte, sólo hay un profesor -el mismo que mostró el vídeo- que usa videobean.
¡OH VAMOS!
Pero, tras un análisis filosófico me di cuenta que el hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza no tiene que ver con cuál computadora o cual televisor hay. Me dí cuenta que, la modernización de un sistema educativo va más allá de un aparato, pues si se quiere, se puede.
Owura Kwadwo es el vivo ejemplo de ello.

Entonces, ¿si en Ghana, en una escuela rural, enseñan MS Word sin ordenadores, por qué en las adyacencias de la capital de Venezuela no, si hay alternativas gratuitas como Google Classroom, o Edmodo?
Porque se le tiene miedo a la modernización
Como dice un imán en la nevera de mi casa: "acostumbrarse es otra forma de morir". Los profesores ya han sido educados de una manera excesivamente conservadora, y le tienen un miedo demasiado grande al cambio, por lo que prefieren quedarse con un sistema que supuestamente "funciona".
Cinco menta ríos.

Y el vivo ejemplo de esa modernofobia es ese "funciona". No funciona si realmente los alumnos no aprenden pero están quietos, pues el funcionamiento de una computadora no funciona si no suena pero está quieta.
Pero eso no es culpa -al menos no en absoluto- de los profesores.
 El problema viene de más allá: cuando se plantearon los sistemas educativos no se vio a futuro sino a presente, por lo que estaba diseñado para quedarse estático en el espacio-tiempo y no avanzar junto a los ciclos solares.
Los creadores del sistema viendo mi
entrada.
¿Y si no sé que es Opera, pero soy profesor?

Ese es el otro problema. No todas las personas, y especialmente en el tercer mundo, tienen el mismo acceso al desarrollo tecnológico. Muchas personas tuvieron una adultez temprana absolutamente analógica y cuando voltearon, ya existían bungees para mouse. 
¿Alumno, puede repetir?
NO REPITO DOS VECES. EL WINDOWS ES...
Y la solución es plantear programas de educación alumno-profesor para fomentar la solidaridad y el intercambio de conocimientos. Sí, el alumno enseñando al profesor, pues si tú tienes un conocimiento, y te quejas que el otro no tenga, ¡enséñale! Así harás del mundo, de tu dicción y de tu escuela un lugar mejor. Al final, en la interacción todos fortalecemos la educación, y ser alumno o ser profesor no son (o no deberían) ser posiciones estáticas.
Hasta acá llega la entrada, y así debe cambiar la educación.