sábado, 26 de enero de 2019

Los memes como un elemento de protesta

¿Qué es un meme? El meme abarca muchos sentidos: el meme, según Richard Dawkins, es la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo, mente, generación a otra.
Pero el meme de Internet, en nuestras vidas, es algo muy distinto. El meme puede ser muchas cosas: entretener, enseñar, explicar, burlar (aunque el término más común para el meme burlón es momo), y un sinfín de cosas más.
Pero acá vamos a tocar una arista muy interesante: el meme como objeto de protesta.
¡Ups! No se cumplió.
La primera aparición del meme como instrumento de protesta la encuentro en un pasado bastante reciente, el 22 de octubre del 2018. Angelina Jolie (si, la actriz esa gringa) visitó un centro de refugiados venezolanos en Lima, Perú.
El fenómeno que causó esta visita sorpresa fue muy fuerte: reportajes, tweets, cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres y memes: muchos memes.
Lo peor, es que hay más.
Ahí empezó un fenómeno muy interesante, que ha tenido varios episodios: el meme manifestante, basado en un suceso político. Esta figura tiene dos opiniones que se contraponen: la primera se basa en que le resta seriedad al asunto, convirtiendo un asunto serio en una imagen jocosa.
Por su parte, la segunda parte de la idea que es importantísimo hacer memes críticos con sentido político, pues le da al suceso una difusión más rápida, eficaz y amigable.
No sé si mis campañas para vocero del salón cuentan,
pero necesitaba una imagen para poner acá.
En lo personal, la segunda opinión es la mía. Vamos a colocarnos en el rol de un inglés de 27 años residente en su país.
Este hipotético inglés está navegando por Instagram, cuando encuentra un meme de un señor con capucha, que, aparentemente es el presidente -o no- de Venezuela, un país americano sumido en la pobreza.
Nuestro inexistente personaje va a tener ese impulso humano tan agradable llamado curiosidad, y va a investigar sobre ese paísucho petrolero.
Se entera de la situación política del país, y va a estar informado. Cuando su amigo comunista venga a decirle que el presidente obrero obeso es el único gobernante, nuestro imaginario personaje va a combatir la desinformación, le va a explicar la situación, la va a comprender y va a apoyar centrando los ojos del mundo sobre este recoveco nacional, ayudando a treinta millones de personas en su lucha por la libertad.
Suena el himno soviético de fondo.
Entonces, ¿qué prefieres, que la situación de un país en ruinas sólo la sepan los pocos que leen noticias, o utilizar un recurso amigable para informar personas?
Creo que es mejor la segunda opción.
Elías Haig




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