lunes, 5 de junio de 2023

Enseñar a investigar

    Indudablemente, una de las habilidades más útiles que existe es la de ser autodidacta (hipervínculo en inglés). Permite que vayamos a nuestro propio ritmo, que accedamos a conocimientos dificiles de aprender de otra forma y que profundicemos más sobre temas que nos despiertan especial interés. Albert Einstein ya manejaba el cálculo infinitesimal a los 15 años y lo había aprendido por sí mismo, así como el inventor inglés James Watt era casi totalmente autodidacta. Sí, el tipo que le dio el nombre a la unidad de medida que sale en las cajas de los bombillos.
    Si vamos más allá de las ciencias, encontramos que Kurt Cobain solo vio clases de guitarra por un mes y que Vincent Van Gogh no tomó clases de pintura durante mucho tiempo. Los beneficios de ser auto-didacta son muchos y, definitivamente, la habilidad de serlo es sumamente útil. Aunque para algunas personas ser autodidacta es completamente natural, no es la realidad para todo el mundo.
    Para algunas personas, hay conocimientos que son muy difíciles de adquirir solo con un libro y ganas de aprender. Y está perfectamente bien: es probable, incluso, que esa imposibilidad de ser autodidacta esté limitada a un tema en particular y que quien no entiende matemática por sí solo resulte ser un fantástico escritor por sus propios medios.
    Sin embargo, que algo sea natural no quiere decir que deba ser apoyado. Si dejamos que la naturaleza de cada quien prevalezca, seguramente terminemos extinguiéndonos: no todos los impulsos naturales son "buenos". Optimizar las estrategias de aprendizaje autodidacta es un desafío al que nos debemos dedicar.
    ¿Por qué? Se me ocurren varias justificaciones. La primera está en que el sistema educativo no es capaz de abarcar la amplísima gama de conocimientos que permiten a cada persona dar rienda suelta a sus capacidades. A mi me encanta Tolkien, pero entiendo que el sistema educativo no puede dedicar una materia entera a hablar sobre él, o siquiera sobre fantasía. En un salón de clases, coexisten muchas personas, muchos intereses y muchos talentos: que solo se desarrollen dentro de la escuela llevará, inevitablemente, a que se desperdicie mucho potencial.
    Las preocupaciones específicas de cada estudiante no se pueden tratar de forma general, y el sistema educativo  tiene que mantener cierto grado de generalidad. Aunque sea una lástima, es inevitable que sea imposible detenerse a explotar los talentos de cada uno de los estudiantes de un salón.
    Por otra parte, otra razón que se me ocurre para explicar por qué es importante estimular el aprendizaje autodidacta es que, inevitablemente, después de la educación formal se llega a un punto en que no hay nadie disponible para explicar las cosas que se necesitan para mantenerse actualizado. Un programador seguramente necesite aprender nuevos lenguajes de programación después de graduarse, y el hecho de no disponer de un profesor no debería ser una limitante.
    Entonces, sabemos que el aprendizaje autodidacta es útil e, incluso, necesario. Genial. Por otra parte, también reconocemos que la facilidad para el aprendizaje auto-didacta es distinta en cada quien. ¿Cómo hacemos?
    Eduquemos auto-didactas. ¿Cómo funciona esto? Como la educación formal no es suficiente pero no inexistente, podemos usarla para potenciar el aprendizaje individual de cada alumno. Un paso importante que podríamos dar en esa dirección está en enseñar a hacer preguntas, y el siguiente está en enseñar a conseguirles respuestas.
    La ciencia, la filosofía y casi todo el conocimiento nace a partir de la formulación de preguntas. Newton se preguntó por qué las cosas caían y revolucionó la física intentando responderse a sí mismo, y Paulo Coelho se preguntó cómo monetizar una trama cliché y ya ha publicado más de 15 libros. Aunque a veces no terminen en un beneficio para la humanidad, como en el segundo caso, creo que se entiende la importancia de hacer preguntas.
    Sin embargo, de nada sirve preguntarse cosas que no nos preocuparemos en responder. Así que creo que es en la respuesta a esas preguntas planteadas que podremos encontrar la verdadera forma de crear autodidactas: enseñando a investigar. Dictando clases de metodología de la investigación, por ejemplo, se podría lograr algo interesante: sin embargo, la importancia de hacerse y responderse preguntas debe ir más allá del salón de clases.
    Mostrar a la investigación como un método de vida y no como una tarea es algo que, de ser conseguido, significaría un avance muy grande en los logros de la educación. Sería capaz de prevenir la difusión de fake news, crearía ciudadanos más críticos y disminuiría la venta de libros de Paulo Coelho.
    En fin, sería un gran paso hacia un mundo mejor. Creemos autodidactas: eduquemos para limitar la dependencia de la educación formal.
    ¡Muchas gracias por leerme!
Elías Haig

1 comentario:

  1. ¡Felicidades! Acabo de leer que ya eres bachiller. No conozco tus proyectos pero de todo corazón deseo que tengas éxito.

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